Un relámpago que no se extingue

Es difícil de imaginar, pero no imposible. A veces, en medio de la tormenta, los relámpagos se encadenan enloquecidos. Superponiéndose, iluminan la negrura con sombras y perfiles tan fantásticos que uno diría que sueña. Y no.

Sucede.

Después la noche se aclara, la tormenta se aleja y el aire permanece limpio, transparente e iluminado: todo se ve como si fuera de día. Esta cualidad  relampagueante la tenéis algunas personas especiales, seres arcangélicos severos como una tormenta que, antes de ser remitidos a la Tierra, fuisteis tocados por el Dedo de Dios. Por el Dedo que Nuestro Señor utiliza sólo para Señalar lo conveniente y Designar lo necesario.

Es curioso, por cierto, que señalar y designar compartan etimología, la misma de significar y diseñar,  y que aunque sea por caminos diferentes,  sumamente atormentados a veces, estos cuatro vocablos –señalar, designar, significar, diseñar- remitan los cuatro al latino designare.

A ti, la Verdad, es que te creó Dios un Día, el Primero de todos, probablemente el mismo que creó también la Luz. Seguro que lo hizo poniendo especial afán, tomándose su tiempo y contando con sus mejores operarios, a los que puso a trabajar en un taller especial mientras a los demás se nos ensamblaba en serie en la cadena de montaje. Dios quería una Unidad Especial, su Obra Maestra, para dejar claro de una vez y para siempre que la Humanidad no era tan mala idea como pudiera parecer, pese a la gran cantidad de unidades defectuosas, inútiles y mentalmente flojas. Por eso destacabas y destacas, aún viva entre nosotros, señalando el camino como siempre. Sin hablar, como siempre.

Mal que te pese, eres distinta. Diseñada, señalada, designada. Y no por cualquiera: el mismísimo Creador de cuanto alienta (y de cuanto no) fue quien lo hizo, así que las personas como tú nunca os vais. Llegáis un día, ocupáis cuanto existe y, como el mismo Sol, dais vida al Mundo que teme vuestra marcha, tener que despedirse, que se apague el relampagueo que nunca cesa. ‘Quédate. ¿Por qué no te quedas un poquito más?’ Y en realidad nunca os vais, como los relámpagos permanecen en la noche y en la retina. Particularmente tú eres tan bella, tan hermosa, tan llena de luz que sigues iluminando todo. Sólo siento no habértelo dicho más, siempre he sido demasiado serio, excesivamente callado. Demasiado prudente. ¿Me quieres?, preguntabas a menudo, de hecho, como si realmente lo dudaras para así convencerte más aún de que valía la pena haberme elegido y de qué la dirección de tu mirada había sido la correcta cuando se posó en mí.

Yo no respondía que sí. Ni que no, obviamente. Yo respondía con otra pregunta. ¿Tú qué crees? Entonces te reías de aquella manera. Sólo por el privilegio de esa risa, dirigida expresa y únicamente a mí, ha tenido sentido y un día, ante el Tribunal Supremo del Juicio Final, en el Valle de Jezreel, al pie del monte Tábor, será mi única justificación, mi único capital y mi único rédito. Mis únicos talentos. ‘Tenga usted’, le diré al Supremo Juez mientras se los entrego. ‘Aquí tiene. A mí, y usted perdone si le parece soberbia o vanidad, pero es que me miró. A mí, sí: puede usted consultar sus infolios y legajos. Con qué, si lo parece poco… Usted verá’. Y, admirado, me permitirá acceder al valle de Josafat.

Nadie me ha querido ni me querrá jamás como tú, con ese celo y esa dedicación. Nadie me ha dado ni me dará tanto y hoy me siento como tocado por el ala de un ángel que pasó rozándome. Nadie tampoco vio nunca a través de ti.

Yo sí.

Las miradas que te dirigían se quedaban en obviedades de señora antigua y zalemas de caballero rancio. La luz sólo la veía yo y es tan intensa que sigue aún retenida, impregnando la mirada y desorbitándome la pupila. Es la luz del relámpago que nunca se extingue. Eres tú, para siempre en mí, tú, Virgilio vivo desbrozando la Ruta del Infierno.

Ya lo dijo nuestro poeta, ¿recuerdas? ‘Vive, esperanza ¿quién sabe lo que se traga la tierra?’

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5 respuestas a Un relámpago que no se extingue

  1. gracias!! Muy bonito C.L.
    Bss

  2. Siana dijo:

    Belleza de palabras.

    Un abrazo fuerte.

  3. Grognard dijo:

    Afortunado tú que has visto.

    Un abrazo.

  4. Aik dijo:

    No tengo palabras, Maestro.
    Gracias.
    Un abrazo.

    • bowmanpoole dijo:

      Maestro de nada
      Simplemente me he llevado un palo de categoría que apenas logro explicarme aunq sea imprescindible hacerlo para seguir viviendo
      Sería más sencillo siendo creyente pero, no siéndolo, debe uno sacar de cualquier pozo como sea. Aunque sea arañando la piedra seca.
      En todo caso, gracias por estar ahí. Siempre es útil largarle el rollo a alguien.

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