Pérez-Reverte se arrima al toro y la monta en tuiter

Ayer domingo, Arturo Pérez-Reverte construyó en la red social tuiter un sólido discurso, quizá el más sólido discurso que sobre nosotros, los españoles, haya leído este cura en mucho tiempo.

Tuit a tuit, a propósito de la demenciada y reciente polémica sobre la independencia de Cataluña, el escritor cartagenero fue dotando de sombríos contenidos el neologismo ‘españolizar’, copyright del ministro Wert, sin dejar, en paralelo, de ironizar sobre el soberanismo catalán (en el reparto, hubo galletas y capones para todos).

Rogorn, del foro capitan-alatriste, ha tenido la santa paciencia de, tuit a tuit, recoger los dardos del sabio, ordenarlos uno a uno y montar después un discurso completo. Concluido su laborioso trabajo, no me resisto a reproducir aquí el resultado: un sentido y apasionado discurso de Arturo Pérez-Reverte sin título y con algo que no es frecuente en lo que se escribe sobre este tema del independentismo catalán (bueno, y sobre cualquier tema): verdad torera, conocimiento, hondura en las suertes, compromiso con el respetable, valor y, sobre todo, sustancia en cada lance.

Alegrémonos, aún metidos de hoz y coz en un esperpento.

El espíritu de Unamuno, el gran don Miguel, sigue vivo y podemos ver como aletea entre nosotros.

«Españolizar a los niños catalanes», dijo el ministro. Pienso en eso, camino del bar de Lola. «Españolizar», en principio, no tiene nada de malo. ¿Por qué ha de ser peor que «catalanizar» «vasquizar» o «canarizar»? Hay formas inteligentes y razonables de españolizar. Y no todas, afortunadamente, exigen camisa azul, arma al brazo y en el cielo los luceros.

Pero no estoy muy seguro de que eso sea lo más urgente.
Lo prioritario.
Ni siquiera de que sea posible, a estas alturas de la feria. Habría que empezar por españolizar al resto de los niños españoles, supongo. En su conjunto. En sus variopintos 17 putiferios. Esa Educación que con tanta irresponsabilidad, cobardía y vileza han desespañolizado los de su partido, el Pepé, tanto como los otros.

Que empiece por españolizar Wert a los niños de Murcia, por ejemplo. O a los de Extremadura. O a los de Madrid. Que empiece por unificar libros de texto para todos los escolares españoles, y a meterles dentro honradez y sentido común. Si puede. A alejar la Educación de la política, mezcladas por todos (no sólo por dirigentes vascos y catalanes) hasta la más absoluta irresponsabilidad. Españolice también, ministro, a los niños que Pepé y Pesoe llevan desespañolizando fuera de Cataluña desde la LOGSE de Solana y Maravall.

Ahora el ministro echa la culpa a aquellos incompetentes, y tiene razón.Pero luego el Pepé gobernó 8 años con Aznar y tragó lo mismo, o más. Niños que Pepé y Pesoe llevan décadas convirtiendo en analfabetos maleducados. En tiranos de sus padres y de sus profesores, ignorantes de su memoria y de su presente. Escolares a los que, además, el ministro españolizador acaba de reducir en 1.120 millones el gasto público en Educación. Y aún espera recortar el doble para el año próximo. ¿Por qué no empieza Wert por españolizar al medio millón de alumnos que perderán las ayudas para libros de texto y material didáctico?

Y ahora, vamos a empezar a meternos en jardines… Por lo menos, a los niños adoctrinados por el nacionalismo catalán, vasco o gallego, los canallas que los manipulan les ofrecen alternativas. Les ofrecen una cultura, una Historia, (falsa, pero Historia, al menos).Valores sociales. Bagaje de vida y convivencia. Referencias claras. Se esfuerzan por inculcarles nociones de cultura y de patria, aunque sean patrias pequeñas, insolidarias y excluyentes como las suyas. Les han hecho amar una aberración. Algo inexacto, egoísta y dañino. Pero al menos les hacen amar algo. ¿Qué les hará amar el ministro Wert? ¿Qué hacen amar a los niños españoles esos incompetentes que llevan décadas borrándoles la educación, la conciencia histórica y la memoria? ¿Vendiendo una España irreal, confusa, desnatada e inconsistente, con la complicidad de jueces, periodistas, educadores y políticos? ¿En qué consistiría españolizar a los niños, sean catalanes o no? ¿En que se enorgullezcan a estas alturas de ser españoles? ¿Sentirse español debe producir orgullo, con nuestro currículum? ¿Con este paisaje? ¿Y sentirse horrorizado, qué? ¿Es español o antiespañol? ¿Horrorizarse de la propia e infame Historia es impropio de un español lúcido? ¿Enorgullecerse de pertenecer a un país históricamente enfermo desde hace siglos, siempre en manos de los mismos irresponsables analfabetos? ¿Orgullo por llamar conciudadanos a las docenas de analfabetos que potaban aquí el domingo pasado, incapaces de comprender lo que leían? (*)

Lo único que puede salvarnos es la educación y la cultura, padres del sentido común y el espíritu crítico. Y ya ven lo que hay. ¿Pretende Wert españolizar a los niños en nuestras virtudes? ¿Qué virtudes? ¿Nuestra envidia, la ignorancia contumaz, la barbarie y la vileza? ¿El cargarnos con saña suicida y sin importarnos el daño, como solemos, todo aquello que la gente honrada se esfuerza en construir?

(*) El domingo 7 de octubre, el escritor y académico se soltó el pelo en la red social tuiter, de la www. Mientras España vivía pendiente del partido de fútbol que, en la séptima jornada de liga, enfrentaba al Real Madrid y al FC Barcelona, él escribía una envenenada serie de malévolos tuits que, debidamente enhebrada también por Rogorn, construía una cínica y divertida visión del encuentro futbolero. Demasiadas personas intepretaron al pie de la letra el texto y respondieron, como ayer, con burradas muy amargas.

Reverte ante los venerables ladrillos de la fachada del convento de las Trinitarias, en Madrid, con ocasión de publicarse su novela ‘El puente de los asesinos’.