¿Murió? Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan,
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
Estoy contigo en lágrimas bañado,
rompiendo siempre el aire con sospiros.
Soneto XXXII, Garcilaso de la Vega.
Abrazo grande.
Vivid, la vida sigue.
Caminante, breve es la vida
Detente y lee estas runas
Esta sombría losa cubre a una mujer hermosa
Era mi luz y mi amor
Lo que yo deseaba lo deseaba ella
Lo que yo evitaba, ella lo evitaba
Era buena, casta, leal y discreta
Caminaba con nobleza y hablaba suave
Caminante, eso es todo
Sigue
No serà falaguer, l’estiu, i la tardor
-saps prou com l’estimàvem-
Serà potser en excés melangiosa.
Quan s’escurcin els dies te’m faràs més present,
Perquè el silenci fa més densos
els records, i més íntim el temps
que ens és donat per viure’ls.
A ulls clucs et veuré: tot serà tú
per la cambra, pels llibres, en la fosca.
Després passaran els anys i esdevindràs translúcida
i a través teu estimaré el futur
potser sense pensar-te ni sentir-te.
Arribaràs a ser una part tan íntima
de mi mateix, que al capdavall la mort
se t’endurà de nou quan se m’endugui.
Deserta el fosc, i que et sigui la pena
com un espai secret de tu mateix
des d’on tot és insòlitament digne.
No l’enyor que marceix, sinó el cabal
de serenor, la solitud entesa
com un estar en les coses per comprendre’n
les mudances, els ritmes, la bellesa.
Així el dolor no crema ni resseca
i en silenci hi trobes l’harmonia
que semblava trencada ja per sempre.
Deserta el fosc, surt a la llum i viu.
Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera…
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.
YO NO QUIERO MÁS LUZ QUE TU CUERPO ANTE EL MÍO
MIGUEL HERNÁNDEZ.
Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda.
Limpidez cuya extraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda.
¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada, carnación matutina?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.
No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.
Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.
Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.
Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombría.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es de día.
Un fuerte y sentido Abrazo, AMIGO.
Querido Bow, sabes que te tengo gran aprecio (y si no lo sabes aprovecho para hacertelo llegar) y no quería dejar pasar la ocasión de hacerte llegar mi cariño y mandarte un fuerte abrazo en estos momentos difíciles.
Mucha fuerza, amigo, sabes que estamos contigo.
Paco Guerero (Celadus)
Grcias, muchachos.
Seguimos empujando.
Va camino Soria.
Quiere descansar.
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas…
de almendro de nata te requiero:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Todo el mundo sabe que es difícil encontrar
en la vida un lugar
donde el tiempo pasa cadencioso y sin pensar
y el dolor es fugaz.
A la ribera del Duero
existe una ciudad
si no sabes el sendero
escucha esto:
Espero no tardar en darte un abrazo…
Es nuestra responsabilidad vivir por quién ya no vive. Es nuestra obligación el honrar su memoria. Respirar por ellos. Sentir por quienes se fueron. Hoy somos nosotros, y mañana serán otros. Quienes quisimos nunca mueren, porque siguen latiendo en nuestro recuerdo, y al evocarlos renacen.
Un abrazo