De Friker Jiménez a Paulo Coelho.

He soñado que venía a verme mi abuelo. “Davidín, pero que manazas eres”. Yo luchaba con el acondicionador del aire, que no paraba de gotear. “Sí, abuelo. ¿Qué me sugieres?” Y él. “Cambia la goma”. Oye, mano de santo. Lo curioso fue el comentario de Hal. “Hay que ver lo bien que se conserva su abuelo, Dave”. Y yo. “¡Anda! ¿Y tú como lo sabes?” Hal parece sorprenderse. “Pues, hombre, porque le ha estado ayudando con el acondicionador”. Lo sorprendente es que fue sólo un sueño. “Hal, mi abuelo falleció hace más de veinte años”. Y él. “Tiene usted la cabeza tan llena de cosas que sólo ve lo que hay en ella. ¿Es posible que no vea lo que está pasando fuera?” Y me deja con tres palmos de narices. Este robot empieza a parecer una mezcla de Paulo Coelho y Friker Jiménez.